No te salves

Este es un poema de Mario Benedetti. Seguramente lo último que tenía en mente cuando lo escribió era a Dios, pero a mí me apasiona pensar que es Dios mismo quien nos lo dirige a cada uno de nosotros, animándonos a amarlo intensamente.

NO TE SALVES
Mario Benedetti

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Hay un par de versículos bíblicos que se me antojan muy a tono con el poema:

El que trate de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará.  Mt. 10:39 (VP)

Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.  Ap. 3:16 (VP)


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