Me ha enviado a sanar los corazones…

El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres y a aliviar a los afligidos  Isaías 61:1 (VP)

Corazón herido

Hay muchas escrituras de la Biblia que se usan para revelar y confrontar el pecado, otras para instruir, inspirar confianza en Dios. Esta es una escritura para animarnos cuando, a pesar de conocer a Dios y creer en Jesucristo, las cosas nos han salido mal y no hemos reaccionado de la mejor manera. Sé que Dios me consolará en mis problemas, sobre todo si he sido fiel. ¿Pero cómo realmente me siento cuando he metido la pata bien lejos, actuando mal, dejándome controlar por sentimientos negativos, odios, maldad?

Me ha enviado a consolar a todos los tristes, a dar a los afligidos de Sion una corona en vez de ceniza, perfume de alegría en vez de llanto, cantos de alabanza en vez de desesperación.  Isaías 61:2-3 (VP)

En los evangelios vemos a Jesús acercándose a personas rechazadas, estigmatizadas. Toda esa bondad del maestro la admiramos en las Escrituras, y las enseñamos a otros como parte de su carácter amoroso, y hasta las queremos imitar, si somos cristianos. También necesitamos tomarla para nuestra propia sanidad interior. Cada uno de nosotros está necesitado de consuelo, ternura, y perdón después de momentos muy dolorosos en los que no fuimos tan “buenitos”. El arrepentimiento que Dios espera no tiene nada que ver con hacernos daño psicológico y emocional. Cosas como: otros pueden cambiar, yo no. Cualquiera menos yo merece bendición, soy un incapaz, un inútil. Siempre me van a rezachar… a la larga me van a decepcionar, a abandonar… El Señor quiere sanarnos por dentro, las emociones dañadas, los complejos, las inseguridades, y conceptos equivocados sobre nosotros mismos, y sobre el amor infinito de Dios, que nos disminuyen como seres humanos.

A los que tendemos a quedarnos detenidos por un tiempo en el sentimiento de la culpa por los errores cometidos, ¡ánimo! El Señor no me condena cuando no puedo controlar mis emociones y reacciono negativamente. Él no quiere verme derrotada por lo que no he podido lograr, sino que tiene planes para construirme, hacer de mí una criatura que refleje su amor. No importa lo que haya sucedido en mi vida anteriormente.

Los llamarán robles victoriosos, plantados por el Señor para mostrar su gloria.  Isaías 61:3 (VP)


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